sábado, 16 de junio de 2012


La confianza pública, más escasa que el dólar.
Las idas y venidas del gobierno en cuanto a si se va a pesificar o no la economía están causando estragos en la City. El mes pasado, Julio Sbatella, el director de la UIF, dijo que había que pesificar por las buenas o por las malas. Enseguida lo tomó la presidente, quien aseguró que teníamos que pensar en términos de la cruzada nacionalista que empezó este año con lamalvinización de la política. Pero esta propuesta es hija de la necesidad, ya que la fuga de capitales que empezó el año pasado no sólo duró todo el año sino que se intensificó después del triunfo de CFK en las primarias del 14 de agosto pasado. Esta tendencia motivó la intervención directa de Guillermo Moreno a partir del 31 de octubre, a través de un control de cambios que se fue profundizando con el tiempo y que surtió efecto algunas semanas hasta que el dólar se disparó a más de 5 pesos.
Una certera intuición
Sin embargo, los mercados no se equivocaban en su intuición. Además de seguir adelante con su política de confrontación con el Reino Unido, el gobierno hizo aprobar la reforma de la Carta Orgánica del BCRA y, como colofón, la confiscación de YPF. Fue una ratificación del rumbo más que suficiente como para que los que fugaron capitales lo siguieran haciendo. Es que el cristinismo demuestra en la práctica que la seguridad jurídica es una “cosa terrible”, como la definió Axel Kicillof. Después apareció la última moda de la pesificación, con un par de artículos en el proyecto de reforma del Código Civil, que agregan más confusión acerca de si las deudas se deben pagar en dólares o en pesos. Y pese a que el gobierno dice que no pesificará los depósitos en dólares, la gente huye de ellos. En el término de un mes se fueron, como dijimos, 2300 millones de dólares, restando como depósitos en esa moneda 9.600 millones. Lejos está el tiempo -durante la campaña electoral de octubre pasado- cuando los depósitos en dólares sumaban 15.000 millones y todo indica que si el gobierno continúa alimentando la confusión poco o nada quedará de esos 9.600 millones de dólares que en gran parte están prestados en operaciones de comercio exterior. Estos dólares, cuando son devueltos, los bancos no los vuelven a prestar, porque saben que el público irá a retirarlos a su vencimiento. El factor más importante para la economía, la confianza, está así siendo sistemáticamente destruido por el cristinismo.

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